jueves, 6 de agosto de 2009

Corriente Vital V, VI y VII


Corriente Vital V
Si la poesía no fuera esperanza, no podría ser. Queda para cada uno saber en qué se funda la suya, hacia qué apunta. En cuanto a la del poeta, este debe apuntar a estar siempre "más allá" de todas las demás, apuntar hacia lo más alto, sin lo cual su poesía se verá arrastrada irremediablemente hacia la chatura de lo cotidiano.
Fin de siglo. Fin que trae consigo muchas connotaciones definitivas, y que conlleva sobre sus espaldas una de las cargas más pesadas y devastadoras de la historia.
Por eso esta selección de textos, que originariamente iban a conformar el volumen VI. Como nunca, cargados de desesperanza, de esceptiscismo, de desilusión. ¿Con qué otros ojos se puede mirar el mundo de hoy?
Sin embargo, en algún lado, sobrevive la esperanza. ¿Esperanza de qué? No encuentro mejor forma de expresarlo que aquello deSilvio Rodriguez:
Solo el amor
engendra la maravilla.
G.D., Enero 2000

Soy un contrabandista
Voy al yugo, busco plata
me confundo, voy a gatas
me entremezclo con la masa
pido auxilio en madrugadas
pago cuentas, como caca
un subte, un colectivo me abaratan
todos juntos, como papas
en un puré moderno
o ensalada.
Voy al yugo, pido plata
me creo enamorado y me despachan
con estampilla simple y una lata
que no tintinea al compás de una marcha.
Voy al yugo, es una lata
como todo, sin rubor, ya es una lata
la política ya no es una canción
y el mercado tentador
como un culo de azafata.
Y digo basta.
No más yugo, no más lata
no más culos de azafatas
algún día los pueblos serán libres
y los políticos andarán en patas
el amor no será un turno en los hoteles
y al mercado tentador
lo rifará la Su Gimenez.
No se engañen.
Soy un simple, como ustedes
pero llevo bajo el brazo
contrabando de palabras.

Soy un charlatán de feria
a ver quién quiere comprar...
Alberto Cortés
Soy un charlatán de feria
a ver quién quiere comprar...
Soy soñador sin consuelo
soy un loco de atar
vivo soñando imposibles
vivo, soñando volar.
Sueño que todo es posible
juntos podemos estar
sueño que aún somos libres
sueño, por soñar nomás.
Mi mal no tiene remedio
nada lo ha de arreglar
para mi la vida es sueño
y soñando ha de terminar.
Mi mal no tiene remedio
pues no lo quiero curar.
Soy un charlatán de feria
a ver... quién quiere comprar.

¿Dónde estará la llave
que abra la puerta del santuario?
¿Dónde la puerta cierta
la suave luz
que aliente nuestros pasos?
¿Hacia dónde llevar los pasos inseguros
bajo la opaca sombra
que arroja el candelabro?
Este cuadrado negro:
el alma de lo humano.

Si no está el alma ahí
es como un viento
que pasa sin calor
a nuestro lado.
Si no está el alma ahí
si no estamos en ella
es un espantajájaros desnudo
que flamea.
Si no está el alma ahí
si nos vestimos sin ella
somos hojas otoñales
una polea.
Si no está el alma ahí
ahí no hay nada.

La superstición de los días
Aplastar los restos del naufragio
sobre el manto blancuzco
de las horas insospechadas
que dejamos sobre la silla
especular de la desidia.
Confabularnos contra el derrame inútil
de la superstición de los días
las verdades consabidas
que no saben a nada
cuando se hace urgente vivir
de cara a otros misterios
inescrutables
para dogmas vulgares.
Navegar.
Navegar incesantes
frente a la mesa tendida.

La piel del nunca
Sentirse un mero resto
que el recuerdo
a través del manto nuboso
de la memoria
proyecta
confundida
hacia la realidad
acorralado.
Saberse habitantes
de otros territorios
certeros ilusorios
como la piel del nunca
los ojos del todavía
los caminos del siempre.
Buscar el justo medio
algo
que no se parezca
a la derrota.

Reino de todavía
El sistema invisible tendrá su precio
su frontera y tamaño, su analogía
Dios, le llaman algunos, otros comercio
más para mi es el reino de todavía.
Silvio Rodriguez
Es dificil creer que aún existe poesía
cuando llueven las garras de la vida
cuando todo es estiércol de mentira
nadie acostumbra nombrarte, utopía.
Ya no es claro encontrar la analogía
entre este mundo oscuro tras las puertas
que en algún tiempo estuvieron abiertas
y hoy se plantan, brutales, a la alegría.
Se discurre entre espasmos de mentira
entre una lluvia gris y una neblina
enturbiando lo que el hombre ya sabía:
a pesar de mil garras asesinas
de estiércoles, mentiras y deinquinas
aún puede ser el reino de todavía.

Todo discurre entre mascaradas
cada gesto es apenas un destello
un instante de luz que se disuelve
en el opaco compás de falsas
transparencias
cada sendero se duerme
frente a un muro sordo
-la incruenta lápida de las horas-
y nadie advierte la diferencia.
Los ruidos se encargan
de silenciar todo
e imaginar una tarde
de ocres dorados
adquiere la categoría
de un inútil presagio.
Y nadie advierte la diferencia.

En el íntimo esfuerzo de buscar
lo que amamos
se desdobla la sombra
que cohabita en nosotros.
En soledad estamos en comunión
con otro,
acaso el que negamos
en la fugaz geografía
de la palabra
que susurra en los rincones.
¿A qué juicio habrán de someternos
si sólo sombras falaces hemos sido?

Los vanos
Se desgarran, se obsesionan
se maquillan desesperados
por embellecer sus lineas
por darles nuevas formas
por revivir lo muerto.
Así destierran su fe
despertando inútiles dogmas.
Las supuestas bellezas que inventamos
para entender el mundo
disfrazadas con efectos simbólicos
por pálidos arquitectos
no alcanzan por sí solas.
¿Cómo habremos hoy de venerar
a los ancianos?

El tiempo gira impasible
una y otra vez
y ellos lo van llenando
de títulos, de conocimientos
de estúpidas obligaciones
de posesiones
de casa y automóviles
accidentalmente
de hijos y nietos
a los que intentarán llenar
a su vez
de nuevos diplomas
nuevas obligaciones
nuevas posesiones
Hay jóvenes viejos
y ancianos viejos
y sobre ellos
la estupidez entronizada
estúpidamente venerada.

La piel tiene memorias
que la memoria olvida
porque todo se pierde
en la distancia
que va de ayer al beso
de la ausencia hacia vos
de la distancia a su eco
Sin la memoria de la piel
algo nos falta.

Hay un hueco que está por todas partes
por el que nos asomamos
para salpicarnos los ojos
con el otro lado.
Entre ese lado y este
no hay nada
como entre lo deseado y el sueño.
sólo un hueco.

Construyo cada día arduas revoluciones encubiertas
asaltos fragorosos contra la cotidiana ausencia
invisibles derrotas al vampiro de la tierra
que no nos merecimos
y por eso no es nuestra.
Descreo de las duras tablas de la dialéctica
la emperifollada sombra de conspicuos ascetas
la estúpida parsimonia del que repta
con las rodillas rotas por pagar una cuenta
de la vil sanguijuela que vende sus promesas
de todo lo que tiene un precio en esta acequia.
Construyo cada día alteraciones nuevas
sutiles transparencias que se pegan
a la orilla del saco como flor en espera
de derrumbar los muros que nos pueblan.
No vaya a ser que un día
las palabras se den vuelta
y nos miren, simplemente
nos miren y la apuesta
nos deje más desnudos
que al abrir esta puerta.

Golpean a tu puerta
¿Qué vas a hacer cuando el videocable reviente?
¿Cuando las cañerías de tu depto estén muertas?
¿Cuando las lamparitas se declaren en huelga?
¿Cuando no haya más petróleo para echarle a tu auto?
¿Cuando no funcione más el freezer
y la carne de vaca esté llena de bacterias?
¿Qué vas a hacer cuando el cajero automático
ya no responda a tu cuenta
porque todos los banqueros
se fugaron con tu tarjeta?
¿Cuando por las calles desborde la miseria
y encuentres a tus hijos
de hambre muertos en la acera?
¿Cuando el shopping ya no te tenga de su teta?
Despierta.
El siglo XXI
está llamando
a tu puerta.

Hay dolores que no pueden traducirse
que calla la palabra por hacerse solidaria
que no encuentran morada.
Hay dolores que parecen repetirse
como una larga historia
derrotada.
Hay dolores así, tan de entrecasa
que conviven con el sol de la mañana
y antes de dormir
nos ocupan el pijama.

Todavía siguen creyendo
en los peces de colores.
Se caen los castillos
se destiñen los brillos
se comercia con holgura
el pan y la hermosura.
Todo tiene su juicio
todo es... a beneficio
la rueda de la fortuna
nunca brinda... la luna.
Y todavía siguen creyendo
en los peces de colores.
El alma es un vicio
la pasión, un desperdicio
multiplican su gordura
los señores... y el cura.
Y golpean las puertas
las garras de la hambruna.
Ya nadie cree
en sus peces de colores.

Señores intelectuales:
Teseo está muerto.
Ulises asesinó a mucha gente
en el transcurso de sus tropelías
mientras Penélope, inocente, tejía
esperando el regreso del guerrero,
por lo que cabe suponer que sea cierto
lo que, según el Nano,
al volver él, ella decía:
"Tú no eres quien yo espero".
Narciso, Dionisios, Yocasta y Edipo
son inventos de los griegos
para llenar libros de mitos
y divanes de psicoanalistas,
por lo que cabe deducirse que, sin quererlo,
también inventaron el comercio.
Pero hoy, es Nicasio
el que no sale de su laberinto
de hambre e impotencia sin empleo,
los Ulises apenas si se llaman Carlitos
y gambetean una muerte clandestina
en la puerta de un cine o una esquina.
Por eso, señores les ruego:
no cansen más a la gente con sus mitos
no jodan ya más con tanto verso
si está patas arriba el universo!

Suspensión
Es la carne que duele en esta tarde
es la forma segura de buscarte
Sopla viento en la calle
es hora de guardarse
de buscar algún refugio
de portar estandartes
de alquimizar la sangre
hasta que escampe.

Aún ahora
Guardar el último secreto
en el espejo más claro de la sangre
escribir con las palabras del aire
soplar canción adentro
el verbo anclado en el silencio
que más arde
convocar ilusionistas del desarme
salir a reclamar lo que haga falta
con tu espada de lluvia
con la voz desde el hambre
con el clamor que en sombras
descarna en todas partes
con el alma en disturbio
y la piel reclamando
que no es tarde.

Hay esquinas del verbo donde caben
las mejores quimeras
hay paraguas de la risa que nos sueñan
hay la esfumada sombra de algún aire
que entibia los destierros
hay un salto de sol en cada desenlace
hay disturbios en el alma de los bares
hay un rasgarse el velo de aquel tedio
que ensucia la costumbre de buscarse
un mendigo de luz en cada alarde
un mojarse la ilusión en los desaires
hay que poblar las ramas de la tarde
ahora que no es hora para nadie.

Los lastimados son peligrosos, porque saben que pueden sobrevivir.(del filme "Una vez en la vida" de Louis Malle)
Voy a celebrar el festín de este destierro
a devorar con piel la sombra del recuerdo
a convocar deshollinadores de lo muerto
a llamar para el festejo
a los huérfanos de silencio
a los sucios de cielo
a los turbios de secretos
a los que revuelven los tachos de basura
en el desierto
a los oscuros de los bares
a los pensionados del beso
a los náufragos del afecto
ellos son los sobrevivientes
los que aún tienen un resto.

Somos los extranjeros de la luz.
Laura Yasán
Siempre son las cuatro
en algún lugar de la memoria
siempre hay un comienzo
en cada hora en que se vuelve
a desandar cada regreso
de aquella extranjería de la luz
que estamos hechos.
Siempre estamos naciendo
y a cada paso
van quedando como espectros
las cosas que hemos hecho
y a cada letra
vamos escribiendo el texto
que al apagarse el día
dejaremos como un leño.
En él
siempre seremos extranjeros
buscando
lo extraño conocido que nos puebla.

La tarde
Hiende, hiende la tarde
con su espada asonante
con su abismo de yugo
hiende, hiende la tarde
con su acritud de números
con su estúpido humo
hiende, hiende la tarde
o simplemente
hiede.

Reclamo
Llevame a andar por las palabras
que no alcanzo
a recorrer el espinel de tu regazo
a comulgar el grito desterrado
la patraña feroz que nos legaron
Subime hasta la savia de sus brazos
hasta la rara luz que hay en sus cantos
La oscura muchedumbre que albergamos
no alcanza a convocar
la desdentada matriz de este reclamo.

Realidad global
Es dificil sentirse digno de ello
cómo hacer para merecerlo
con tanta memoria de despojo
con tanta represión acumulada
llega uno a dudar
hasta de su propio cuerpo
a no saber si existe
o es un espectro
algo que quedó de algún recuerdo
un mero resto
entonces
llegan los miedos.

Y no saber ya más
que saco tenés puesto
que deuda
que culpa
que destierro
ajeno a la verdad
-que es toda sueño-
se te gastan las manos
en un ruego.

¿Dónde está la verdad que nos mintieron?
¿Con qué zapatos caminar por este cieno?
si al abrir la ventana a los espejos
que todos somos de este circo abyecto
no se ven más que despojos de lo cierto
desechos de ideales esparcidos
por los tachos de basura.

El juego de la vida
¿Cuánto vale saber que lo posible
es un arte menor? Laura Yasán
¿Cuánto vale saber
que no somos inocentes
y eso es un asunto nuestro
y no hay religión ni dios
que pueda condenarnos?
Porque el único perdón que vale
es el nuestro
y mientras no exista
no vale nada el de las religiones
y no hay dios que pueda
concebirse despiadado
con nosotros
simples criaturas que jugamos
el juego de la vida.
Aunque claro
siempre hay quien no sabe
jugar
o hace trampas.

La piel de los que esperan es demasiado clara.
Roberto Juarroz
Y esa claridad tan antigua
como la costumbre
los lleva a ese lugar donde
pensar también es una ausencia
donde se amontonan los ceros
al costado doloroso de eso
que les adeudan
algo que se parece a la vida
un sitio tan inseguro
como un escalofrío
donde la soledad deletrea su crecimiento
y se pierde entonces la esperanza y otras cosas
de las que el cuerpo aún
conserva la memoria.

Pensar es casi confirmar que estamos vivos
aunque a veces termine en desteñidas dudas
es el único sitio seguro de la sangre
el camino que nos lleva a recorrer
los espacios verdaderos
donde es posible aún desanidar la muerte
que ciega y sentenciosa se nos cuela
por cada intersticio de las horas
con su veneno a cuestas la pobre condenada
incapaz de eludir su sucia empresa.
Aunque también con su presencia enseña
a saber elegir la mejor huella que nos queda
si al fin y al cabo
todos los riesgos terminan en ella.

Apenas ser
una memoria en tránsito al olvido
un desparejo lienzo donde vemos
los despojos de aquello que fuimos.
La cáscara vacía de algún sueño
el espejo vetusto de los días
la solitaria nave de un recuerdo
naufragado antes de la orilla.
Apenas ser
un silencio en tránsito al olvido.

Cuando apagado el margen de los sueños
se intenta la inconciente ceremonia
de un ascenso para el que ya
se olvidaron los manuales
y se han perdido las fuerzas
es común encontrarse desatinos
falsos movimientos
deshoras.
La implacable cronología intenta
mostrarnos la huella.

Boomerang
Vamos. Llega. Haz tu tarea.
Luego apresúrate
que la cancha alquilada
espera.
Después, no dejes de acordarte
que en el cable
dan aquella película de guerra.
Vamos. Despierta. Envenena tu sangre
leyendo algunas noticias,
repasa tu lección de inglés
antes de correr a tu tarea.
Recuerda, antes de ir a la clase
que tu mujer te pidió
comprar aquella batidora nueva.
Cuando vuelvas a casa
castiga a tu hijo
que no aprobó una materia
-con todo lo que te cuesta-.
Vamos. Vuelve a tu tarea
y recuerda
pagar la luz, el gas, las rentas,
el cable, la prepaga, la cuota de la escuela,
la del auto, de Internet y la heladera,
el teléfono y el asilo de la vieja,
después, acuérdate que hay mucho
para navegar en el ciberplaneta.
Vamos. Sigue así
corriendo siempre
más de la cuenta
no vaya a ser
que no llegues a tu entierro
a la hora correcta.

Viene creciendo una muerte desprolija
desde dentro de la entraña de las horas
se acerca sigilosa, primitiva
a dentelladas secas, doloridas.
Viene asolando tiendas, avenidas,
corazones de barro en estampida
que desgarran las uñas de la vida
en su fuga feroz hacia otros días.
Viene creciendo, artera, permisiva,
al compás de música clandestina
que ejecuta la historia en su desidia.
Habrá de quedar muy poca vida
cuando esta señora termine su comida.
Pero esa tendrá que ser una historia distinta.

Pensar en la arrogante noche
en la frágil aurora sin estreno
en la distante sombra despojada
donde quedan guardados
los más duros secretos
las memorias más claras
más cercanas a la luminosa
perspectiva del asombro.
Pensar en la fragante alternativa
de ser un algo superior a la calle
a las tardes conformistas
apagadas
sin esquinas.
¿Puede acaso ser la piel un grito
apurado de dolores, infinito?
Dios es una forma de pensar.

Esta es la noche verdadera.
No la noche de estridencias vacías
que solo tapa el vacio del silencio interior.
No la noche de rutina
de agrias soledades
o de amores rutinarios y cansados.
No la noche orgiástica y borracha
que solo deja la resaca
de una nueva frustración.
La noche boca arriba
la noche abierta al sol
la noche creativa
la noche echa canción
la noche del poeta
la que alimenta el día.

Un arte poética
Se juegan las palabras disponibles
las que cada uno puede atrapar
en el vuelo
pero hay que tener los ojos
bien abiertos
los pasos bien descansados
para poder atravesar
ese sendero
Desde la inmovilidad
no es posible
ninguna visión
ningún juego.

¿Alguien habló realmente
alguna vez con su sombra?
¿cuerpo a cuerpo, carne a carne?
No un mero juego de palabras
sino un regodearse infinito
en su lasitud
Un verdadero desdoblamiento
hacia adentro o hacia afuera
hacia esa vana luz
que nos designa
y que nos puebla
Diálogo interno que cierra
el círculo fundamental
de las certezas.

Los que no conjugamos
los verbos repetidos
sabemos de la belleza
los que no calzamos
los gastados zapatos
de la vorágine
acabamos gestando un vértigo
que repercute en su eco.

Donde pongo las palabras
He bebido la piel de los destierros
gastada por las sombras
he callado las bocas olvidadas
en alguna oscura comarca
de las horas
Toda la sed del tiempo
no alcanzó a cobijarme
todas las bocas duras
no abrieron al silencio
su espíritu de espuma
Me he quedado entonces
abrazado a un misterio
coronado a un manojo
de mensajes inciertos
robados al invierno
Me acomete la sorda
ilusión de estar alerta
dispuesto a otras batallas
más cálidas y serenas
más ciertas, más austeras.

En el Fénix
a Gabriela Yocco
En los escombros de la noche
en la última secuencia apagada de la vida
nace la impronta de la palabra
aquella alberca tibia
donde caen a beber nuestras manos
cada día.
Sedientas de páramos
hambrientas de osadías
que no alimentamos
ardidas de pesadumbres
que callamos
no es posible dolernos
de todas las miserias.
Pero tal vez
en el oscuro pozo de la memoria
guardemos todavía un gesto
capaz de salvarnos.
Y ese sea quizás el pájaro
que necesitamos.




Corriente Vital VI
Transpirando
Cuando los días eran más claros
y nada impedía quedarse
atrás de una sonrisa de esquina
y transpirar colores bajo un árbol
hasta que la lluvia...
Cuando conocíamos el olor de todas las horas
y en el espejo que ellas nos daban
veíamos dibujado caracoles quietos
que se nos trepaban a la risa.
Cuando no había castigos
esperando tras las puertas
sino calles anchas de encuentros.
Cuando cada encuentro convergía
en las laberínticas aventuras explosivas
donde acorralábamos los miedos
que alguna vez llegarían
a oscurecer los sueños.
Cuando el destino no tenía documentos
ni obligaciones a pagar
y era un rito común encontrarse con Pablo
regalarnos Marios
o llorar Alejandras
y de pronto alguien, casi casualmente,
entre Oliverios y Antonios
nos presentaba a César
y creíamos que el mundo se acababa.
Cuando nos despertábamos temprano
porque queríamos volver a visitar a Gabriel
aunque desde nuestra visión
fuera imposible comprender
lo que tardán cien años.
Cuando jugábamos los juegos infantiles de Julio
aunque secretamente ya soñábamos con La Maga.
Cuando creiamos haberla descubierto
y nos dejábamos llevar
sin sospechar siquiera que en realidad no existía
que era un personaje de ficción,
aunque cabía la posibilidad
de que nosotros fuéramos
algo parecido a Oliveira
y por las dudas la seguíamos buscando.
Cuando en esa búsqueda
se nos apagaron los secretos
-todas las ciudades Macondo
todos nosotros distintos Oliveiras-
pero ya sin Pablo, ya sin Mario,
ni Alejandra, ni César,
ya apenas recordando los encuentros con Ernesto
-pero siempre temblando al cruzarnos con un ciego-
y a estas alturas, claro
minga de Quijote o Robin Hood para salvarnos,
o de encontrar una autopista
no importa si hacia el Norte o el Oeste
aunque no fuera el Sur
¿a quién le importa el Sur?
Cuando a fuerza de golpes
todo se nos gastó -nos gastamos-
y nos quedamos sin cartas en la mano
perdidos, cansados.
Cuando finalmente nos dimos cuenta
que era necesario
volver de todos los exilios
desterrar cada destierro de las manos,
que seguro Pablo nos estaría esperando
y también Mario y César
y Alejandra desde su rincón lejano
y que si Julio se quedó en la autopista
-porque allí quedaba su corazón sembrado-
Oliveira seguía cabalgando
Don Quijote seguía cabalgando
y nosotros seguimos transpirando.

Acometer la espera
con el único argumento
capaz de transmitir
el devenir de los silencios.

Despertar de un sueño imposible
es tan improbable como desear
que ese sueño se haga realidad.

Lo que buscamos no es lo que creemos buscar:
en realidad, jamás lo sospechamos.

Iba sembrando el camino
con la semilla que brotaba
de sus lágrimas.

La soledad es el peaje necesario
para llegar al yo.

Las manos del pianista
conocen tantas caricias
que su última nota
debería igualar un silencio
que nos hablara a todos.

Los párpados cerrados
apuntan la mirada
hacia el reverso de los ojos.
Cuando se abren
ven nuevo.

No existe mayor imposible
que el retorno.
Volver se pronuncia
en el presente.

El dolor del pasado
es el peaje que el futuro
se cobra en el presente.

Hoy es apenas un ladrillo
en la arquitectura del mañana.

Con la mano extendida
como argamasa de los sueños.

Ceniza
Intima
risueña
despojada
suelta su pelo
y habla.

Reloj devorador
Al acecho
desde su trono de musgo
seco
estéril
se avalanza.

Paraíso
Miradas que amenazan perderse
y son
rescatadas por un espejo.

Presencia
En el fondo de la habitación oscura
donde no es posible ya encontrar
ni rastros ni palabras
una mecedora se agita.

Selva
En su espesura
virginal
un eco salvaje
tala
sus sueños.

Encuentro
Para la suma de sus lados
fue necesario
mucho más que inconmovibles
leyes de geometría.

Paralelas
Siempre es una muerte
equidistante
una puesta de sol.

Causas y azares
Todo fue producto del
penetrante olor
de sus dudas.

Viento
Hálito de vida
que despoja
que deshoja
que barre con su aliento
las sombras
de la duda.

Recuerdo
Postrer intento
de volver
a hacerme
cierto.

Búsqueda
Un coro somnoliento
confunde los caminos
de las pobres almas
mudas.

Identidad
Simulación esquiva
que se cuela
por los agujeros de la pared.

Volviendo
Marchito despojo
intentando vanamente
rescatarse.

Alba
Cauce improbable
de los sueños.

Preludio
En un principio
fue.
Después
las nieves del estío
lo apagaron.

Misterio
Oscuro laberinto
donde el silencio pierdo
donde las dudas pierdo
y todo lo que ha sido.

Fuga
Se fue a buscar detrás
de los ocasos.
Aún no ha vuelto.

Elegía
Un pájaro voló sobre el nido
desierto.

Reunión cumbre
Subió a encontrarse con su sombra.
Las nubes
entrelazadas
cobijaron
sus despojos.

Escucha
Alerta todos tus pájaros.
Abre todas tus puertas.
Amarra mis palabras.

Soledad
Horfandad de las horas
sin reflejo.

Veinte años
Aquél arcón brillante y luminoso
extraviado
cuyo mapa
apenas si recordamos.

Ser la ardiente saeta
que ilumina los sueños.

Ya no quedan culpables en la tierra.
De los próximos crímenes
¿de quién será la culpa?

Sombra
Despojo de la carne.
Insigne escudero
que custodias
el aire.

Nombraré escalera
Nombraré escalera
tus contornos firmes
tus destellos suaves.

Palabras
Carceleras de la noche del sentido
argonautas sin dios, ni cometido.
Oscura fosa de luz.

Itinerario
Hago planes.
Una hoja al viento
es más sabia.

Este mar de ser hombre y acordarse
Ester de Izaguirre
Esta marea turbia de las horas
que rompe sobre un sueño alquitranado
La desdentada bohemia de la muerte
aullando al ostracismo de los dados
y el regreso de sombras que dejamos
volviendo con el corazón cansado.

Cuántas veces al día merecemos la muerte.
Silvio Rodriguez
Hay días en que volvemos a matar la esperanza
la dejamos dormida como un sol acostado
le cerramos los ojos, le tapamos los labios
borramos cada huella que dejó
para guiarnos
y no sabemos dónde poner los pasos.
Amanece sin embargo.

Y de pronto
has abierto los ojos hacia el mundo
has visto lo que hay
y lo que falta
y en el espacio de esa ausencia
has encontrado la explicación
de todo

Escribir la noche
Palabra por palabra yo escribo la noche
Alejandra Pizarnik
La noche cobra víctimas
y yo escribo la noche
dura una eternidad esta agonía
la muerte y la memoria se divierten
y yo escribo la noche
con la sangre en las manos
yo las escribo
y esa semilla gira en el vacío
hasta parir de nuevo
la inocencia.

Busco en otra mirada el mapa de la sangre
Laura Yasan
Nada se parece a la memoria
esa voz que nos habla
desde la almohada
nos puebla la mirada
como ramaje
nos saca las pelusas de la costumbre
eso opaco y sordo a todos los reclamos
renueva el panorama cuando es tarde
nos despeja el camino de la sangre.

Porque saben el nombre de lo que busco
¿creen saber lo que busco!
Antonio Porchia
Pero el nombre de las cosas no es las cosas
sino la forma que les damos pare verlas
Pero el nombre de las cosas no es las cosas
sino el recuerdo que tenemos de ellas
Pero el nombre de las cosas no es las cosas
es apenas bosquejo de su huella
El nombre de las cosas no es las cosas
si no llevan tu nombre en ellas.

Me calzo el guante del asombro
la despojada heredad de los silencios
el tamiz de algún verbo en el destierro
la camisa soleada de misterio
y el par de zapatos necesario
para salir a andar por las palabras.




Corriente
Vital
VII
Oscuro
rio
del
lenguaje
I
Letra despojada
deshojada
extraviada
descreída
Letra hoy de estos días.
II
Palabra no palabra
destello mudo
vacío
insensible.
III
No decir
que desanda
arabescos infinitos
lejanos.
IV
Sonido que aturde
en su vacío
voz perdida en el aturdimiento
del sonido
estridencia silenciosa
muda.
V
Perseguir los rastros de la voz
Entre las ruinas.
Excavaciones en la tierra prometida.
VI
Huella intangible
que dejamos
pero ensordece
y nos desnuda.
VII
Palpar el horizonte
Del desgarro.
Afiebrada certeza
De la mutilación.
VIII
De a pedazos
rotos
pero enteros
por debajo
de la voz.
IX
Horizonte que sangra por la voz.
Espada quieta.
X
Detenidos en el borde
a un paso
del silencio
o de la explosión.
XI
Palabra olvidada de sí
desangrada
dejada de su sola voz.
XII
Presentir el extravio
la no voz
que enceguece.
XIII
Anudar las sílabas
la palabra
para que no se oiga
el silencio.
XIV
El silencio
somos
nosotros.
XV
La voz no es
la palabra.
Es la llaga que bulle
por dentro
buscando.
XVI
No es
gimnasia del sonido
entremezclada
con el eco
de ruidos sordos.
XVII
Las letras se apoltronan
en la comodidad
de quienes
no las encarnan.
XVIII
Sutiles
Subrepticias
Se disfrazan
Para engañar
Al desprevenido.
XIX
Palabras
abrazadas al aire
para cubrirnos
del desamparo.
XX
Nunca sabemos
que nos dicen
las palabras
más allá de su sombra.
XXI
Entonces
darles el aire
de la voz
y que nos digan.
XXII
Los poemas
vuelan
por las manos de otros
sembrando
nuevos viejos desconciertos.
XXIII
Cuando el poema habla
puede escucharse
la voz del viento.
XXIV
Cuando el poema no habla
la voz del tiempo
sigue repitiendo
las mismas palabras
vanas.
XXV
Entonces
poner la voz
y todo lo demás
en la palabra.
Viento.
Mayo 2003

1 comentario:

  1. Y BUENO ME TOMARON DOS DIAS LEERME TODO
    Y TE DIRE QUE SOS UN CAPO
    CADA LETRA PERFECTA EL SENTIDO DE LA PALABRA OSCILA MARAVILLOSAMENTE
    ME ENCANTO TODO POR COMPLETO
    BESOS LUANHA (DESDEMONA)

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