jueves, 6 de agosto de 2009

Corriente Vital III


Corriente Vital III
A todo lo perdido.
A todo lo ganado.
Con el correr del tiempo, tal vez uno comience a sentir que eso escrito por su propia mano, no le provoca tanta disconformidad. Aunque no sea lo que quizo expresar en el momento de deslizar la lapicera sobre el papel, aunque piense que no dice todo lo que debe decir, siente que ALLI HAY ALGO. Entonces, no le disgusta demasiado, y siente la necesidad de volcarlo hacia los otros, para que ellos puedan ver lo que a lo mejor él no ve.
Claro que allí no acaba todo. Si el compromiso poético es verdadero, más allá de meros sentimentalismos, uno no debe vanagloriarse de ello, ni andar pregonando por doquier si a tenido la casual fortuna de obtener algún premio o no. El único premio verdadero es poder sentir ese ALLI HAY ALGO, y que otras voces sinceras se lo expresen, má allá de los supuestos eruditos que otorgan "premios" a los amigos.
Y obrar en consecuencia. No quedarse nunca en el conformismo de haber logrado ese algo, y entonces, repetir la forma ad infinitum para seguir logrando halagos. Po el contrario, uno debe tener siempre presente aquello de que la meta no es la meta en sí, sino el camino. Y si los hechos parecen demostrarle que encontró una senda, no quedarse en la mezquindad de seguir transitando cómodamente por ella, más bien todo lo contrario. Debe abandonarla, poner cada vez más escollos en el camino, buscar trayectos mucho más difíciles. Volver a sentir aquella disconformidad que antes sentía con respecto a su obra.
Tal vez algún día, si su esfuerzo es sincero y su trabajo constante, vuelva a sentir que ALLI HAY ALGO.
G.D.

No hay antes ni después que este más cerca
del ahora aquí señalado
de la sabia matriz de este instante
fugaz y construido de a pedazos
con los restos de ayeres derrumbados
y mañanas probables.
Sólo una linea azul que los separa
un diminuto ángel
descarriado.

24 de otoño (a veinte años)
Memoria del despojado
en aquelarre de ausencias
apenas presentidas.
Tan apenas
que no parecen ciertas
tan presentidas
en mil noches de presagios
tenebrosos
soberbios
que nos cuesta creeer
que son ausencias.
No lo habremos soñado?
No será un disparate
de nuestra mente enferma?
Treinta mil voces calladas
nos contestan.
El que lo tiene todo
aquel que tiene su hambre
resguardada
y su verguenza en siesta eterna
no recuerda.
Solo tiene memoria
el despojado.

Impotencia
Esta allí
como una huella
casi desdibujada
como una sombra
-bestia soberbia
con las manos manchadas-
Esta allí cuando vamos
cansados al trabajo
cuando apenas reím,os
en la puerta de un cine
y nos duele un amigo
que quedó en el camino.
Esta allí en los amores
que supieron al vino
pero no embriagaron
la canción del destino.
Esta allí.
Alerta.
Nos vigila.

Pesadilla
Una gota cae
golpea
Estalla en el silencio
de la noche
Una gota cae
golpea
trepana mi desvelo
no me deja
Una gota cae
golpea
Me seco el sudor
de la memoria
y me duermo.

* * *
Nunca trajo marzo
tanto otoño a cuestas
Nunca las viejas hojas
cayeron tan abajo
Nunca fueron las calles
tan sangradas de escarcha
Nunca los vidrios nuestros
fueron tan empañados
No estábamos en un verano
precisamente cálido
pero de golpe
el frío
nos dejó congelados
Pero hay quienes cantan
canciones al otoño
para entibiarnos marzos
hay quien junta las hojas
que el tiempo ha desechado
siempre hay quien disipa
la escarcha en un abrazo
quien dibuja corazones
en un vidrio empañado
para que
nunca más.

* * *
Se lo llevaron todo
ilusiones, esperanzas
se llevaron las frazadas
y las papas
Se lo llevaron todo
hasta la fuerza y las ganas
nos dejaron sin nada
nos dejaron con nada
Con las bronca despierta
con el miedo sin alas
con la intemperie alerta
con la memoria en llamas
Se lo llevaron todo
Sólo nos dejaron
las palabras
Aquí estamos.

* * *
Toda la certeza artera de un minuto
en el que solo cabe la esperanza de la muerte
pues trascurre el instante y sólo queda
ese hueco
ese vacío inculto
la sumatoria de todos los fracasos
porque solo hay un instante en el cual
el fracaso es cierto
que tenemos conciencia de ello
y después
es necesario
renacer.

* * *
Cabalgadoras torpes del aliento
insensatas, fugaces
espuma de los ecos
ángeles insomnes que desvisten
los sueños
que le nacen espejos
donde quedan dormidos
los reflejos.
Espacio entre dos aires
destierro del silencio
reparador camastro
donde descansar argumentos
su imcienso embelesado
surco pájaros ciegos
que van a picotear
las sílabas más ardientes
y alzarlas en vuelo.

* * *
Si se perdieran las palabras
si alguien se las robara
si solo quedara la sombra
de las cosas para nombrarlas.
¿qué sería de los hombres
esclavos de las palabras?
¿Cómo nos arreglaríamos
para construir nuestras moradas?
Si se perdieran las palabras
si alguien se las robara
me guardaría algunas en el bolsillo
algunas
apenas
las necesarias.

* * *
En ocasiones lamento
no haberme atrevido
a derrumbarme entre tus labios
no haber sido capaz
de remontar las ausencias
que me pueblan
y abandonarme en tí
casi desnudo
con toda la sed a cuestas
sin la verguenza de los signos
sin la escrupulosidad de la materia
apenas
con la ansiedad despierta
apenas sombra
en las luminarias de tus cuencas.

Vacío
Qué silencio usar para responder
a las acuciantes urgencias
del malhadado tiempo
que corroe lentamente
las aristas
más delgadas
de la oscura?
A qué estrofa aludir
en el desesperado
intento por asombrar
el desgastado esqueleto
de las sombras que estallan
en las cuencas vacías
del doliente salitre?
En qué crujiente idioma
exorcisar el dolor?

* * *
Que no se apague la deslumbrada
esencia acariciante de las manos
con que sabes inmolar}
mis peores escarnios.
Que no se rompa entre las piedras
el delgado estupor
con que acostumbras
aguardar que mi sombra descarnada
suba a latir de nuevo
entre tus sueños.
Que no se distraiga la despaciosa
y clama plenitud
con que sabes descubrir
la más oscura bisectriz del llanto
la más callada y cruda
y certeramente abierta llaga
perentoria de mi espanto.
Que no se apague.
Que no se rompa.
Que no se distraiga.
Que no me faltes.

* * *
Ya no es fácil pensar
tranquilamente en la inocencia
ni saber de qué lado estan las cosas
volviéndose blancas o amarillas
rezumando su simple esencia
como torpes gaviotas.
Ya no es fácil creer
lo que será
lo que vendrá montado
en el estruendo de los días
con tanto aturdimiento disgregado
tanta sinrazón tras de la letra
tanta filosofía de opereta.
Hoy se torna imposible
no ver a los rinocerontes.
Ni siquiera el lenguaje
es inocente.

* * *
He de dejar mi cosecha de palabras
mi impaciente recolección de distancias
a golpes de caminos despobladas,
mi escasa sumatoria de esperanzas
las pocas que me quedaron, sin usarlas,
el pálido sabor del pensamiento
cuando recién despierto en la mañana,
el más oscuro y cierto cuando al fin
queda en la noche, reverberando el alma.
Cuando apague la sombra que me cubre,
cuando sienta que este dolor se apaga,
he de dejar apenas una lumbre,
un derrame de luz, apenas, nada.

* * *
Detrás del vidrio empañado por el vacío de las horas que se deslizan inmisericordes por el espacio de cada pensamiento desdibujado en el
pensar
desalumbrado de la sola hoja que iluminara su incansable ejercicio de ser una nostalgia desarmada de sí, sola, abandonada en un
rincón
como quedan las cosas que usamos después de ser usadas y entonces ya no usamos más, ya no son más que algo útil para ser
usado
para saber el tiempo que gastamos en la inocente perpetuación de esa especie de acto salvaje en que se convierte la consecución del
ser
la eterna mascarada deslizándose por las calles arrebatadas de los espejismos del pudor huyendo a refugiarse en las voraces manos de la noche
en las instintivas sombras del no ser que nos delata desnudos frente al incongruente esfuerzo, el magro intento por tratar en vano de
disimularlo
de perder sus huellas por el camino de las voces que se alzan para nacer en cada esquina de las palabras que esperan pacientemente que les llegue su
turno
el de llegar y ser despacio serenas sentadas en la mesa tomando un mate ya gastado por la impaciencia de la demora aguardando
detrás de la puerta.

Canto uno de mis ojos
En este preciso instante
mi ojo derecho se duerme
pero mi ojo izquierdo
se siente incapaz
de imitarlo.
Entonces
permanece impasible
alerta
viendo como el hambre
se devora
el cuerpo de millones de niños
viendo como la ignorancia
perfectamente planificada
prolijamente televisada
aniquila millares de conciencias
viendo como la ambición
universitariamente estudiada
se alza con todas las ganancias
viendo como el odio de las almas
se ensaña despiadada
contra millones de otras almas
viendo como las drogas
estatalmente supervisadas
carcomen las conciencias
más desesperadas.
Mi ojo izquierdo
padece de hambre
es un ignorante
un indigente
un ateo renegado.
Mi ojo izquierdo
vive con la conciencia atormentada
desesperado
por no poder hacer nada.
Mi ojo izquierdo
padece una enfermedad
cada vez más generalizada:
un insomnio feroz
y militante.

* * *
El poeta escribe sus versos
como desleyéndose a sí mismo
auscultando el vientre de las auroras
que lo encuentran redibujando los sueños
entre un párpado de sol
y otro de luna
entreabriendo sus vocales
a la espera
despertando sus silencios
y en un camino sordo
de siluetas
encuentra un eco.

* * *
Estoy leyendo el márgen de las horas
la escarpada silueta
la desdentada sombra
infinita
de los silencios presos
en el confin de las corrientes marinas
-único espejo austero que me puebla-
Estoy
buscando
una respuesta
una quimera.

* * *
Pero hay algo que hoy no encaja en mis mitades
María Luisa Herrero
Hoy la memoria germina silencios
entre mis sueños quebrados
dentro de esta noche abismal y prohibitiva
descarga su mordaza de dolor
sin horizontes
teje una trama azul de oscuridades
áspera y maliciosa
como un reloj dormido a mitad del camino
como un pájaro descalzo de sus alas
un olvido insurrecto.
Hoy
que la sola luz de los recuerdos
se filtra por la flor de la ventana oscura
despierto más seguro, más certero.
Pero hay algo que hoy no encaja en mis mitades.

* * *
Qué madeja de sueños
me tejió a tus silencios?
Cuál fue la clara hebra
que me at+o a tus desvelos?
La sola muchedumbre
que puebla mis destierros
no pudo disgregarse
no alcanzó a ser ocaso
y apenas presentida
te supe inabarcable
horizonte intenso
de abrazos y de labios
inmenso mar etéreo
de encendidos naufragios.
No supe descifrarlo
no puedo destejerla
no quiero desatar
aquella clara hebra.
En aquel fuego náufrago
sigue mi ser anclado.

* * *
Allí la doble solidez de las espadas
desgaja las palabras de su savia
desmantela su oficio develador
su estirpe mimética
su inagotable tránsito de espejos.
Aquí
en este costado
de la eternidad
aún
las seguimos blandiendo
como escudos.

* * *
Existe una fisura que puebla los espejos
que despierta astillas dispersas
por el aliento que sombrea los callados cristales
de la aurora olvidada
y sumerge las escuchadas voces
antaño los olvidos
en pálidos callejones donde avanzan
oscuras como pasos
que han extraviado el rumbo
en algún resquicio de aquella baldosa
desnuda por la huella de los años.
Existe una fisura entre lo prometido y esto.

* * *
Soplar hasta encontrarnos
arremeter por dentro
hasta tocar los restos
palpar las nieblas
que desbordan el vaso
germinar las cicatrices
que siembran los relojes
augurar distracciones
a la rotación de los astros
establecer territorios donde nunca
sumar imperfecciones
hipotecar los acaso
encender luces nuevas
donde reflejarnos

Tu aliento vino de sombras
Confluencia de horizontes
en destierros futuros
consabida leyenda
que puebla toda mente
desperjuiciado abismo
asumido en secreto
después de haber bebido
la sangre de otros versos.
Imagen transparente
desprendida del silencio
de las voces ocultas
en los sueños ajenos
que invaden como sombras
nuestra sed, nuestros ecos.
Desprendida inocencia
donde se tu misterio.

* * *
Caracol silencioso
en búsqueda del fuego
de la red de obsidiana
donde caen los recuerdos
del minúsculo espejo
garabato del tiempo
tensa cuerda de luna
en arpegios despiertos.
Sombra clara y profunda
el márgen de tu cuerpo.

* * *
Promontorio de espuma
porvenir del destierro
pirámide infinita
plegada en su misterio
donde las manos buscan
la sal de su sustento.
Cortas son las palabras
cuando a morir me siento
oscuras las pocas obras
que emprendo en tus ascensos.
Azul profundo y suave
el aliento de tus pechos.

* * *
Confieso el vértigo de esa vislumbre
de futuro que somos nosotros mismos
aquella intuición de lejanía del regreso
que duerme abandonada en la vigilia
y escapa, emigra de los sueños
para aguardarnos en algún resquicio
de aquello que seremos en la ilusión del tiempo.
Pero aún persiste un rastro de inocencia.

* * *
El ser es una clandestinidad de la conciencia
una fuga de lo que nos palpita
hacia la muerte incierta
hacia la perpetuación del cotidiano estar
con la sombra de algún otro
que oficie de péndulo
para legitimar este delirio que no somos.

* * *
Lo que se fue dejó un rastro
de huellas lastimeras
en los restos de la noche,
como esquirlas de sol
que grabaran su herrumbre
entre los párpados del sueño.
Es una parte lejana del infinito espacio
una galaxia inexplicable del recuerdo
peregrinaje de las manos
en busca del vacío del mañana,
de aquello
que está latente en los espejos,
universo desnudo en donde
las probabilidades
son un silencio más
del deseo que emigra.

Antropofagia siglo XX
Es duro andar
con la vida en pedazos
perdidos, encerrados
en cuartos estancos
y el cuerpo por la calle.
Puedo uno terminar
por comerse en pedazos
un hueso, una mano,
sin siquiera tener
un poco de piel
con que limpiarse la boca.

La gris porfía
"Si uno fuera a llorar cuanto termina
no alcanzaran las lágrimas a tanto"
que en la vida todo se termina
todo... todo... menos risa y llanto.
Pues llorar por llorar lo que está muerto
no supone devolverle la vida
es pretender sembrar en el desierto
agua con sal sobre la abierta herida.
Sea tal vez mejor remedio la risa
si se pudiera reir y estar sangrando
al menos el dolor se cicatriza
con el arrullo de un rumor callado.
Más al final uno ríe en la alegría
y cuando viene el dolor, llega el llanto
y uno se debate en la porfía
de pasar por la vida sin espanto.
Encomillado: de una canción de Silvio Rodriguez

Hombre cibernético
Al volver de una sórdida esquina
te amputan un brazo,
en el primer revés del almanaque
ya tenés el estómago alquilado
se te gastan las piernas, los zapatos
corriendo detrás de algún sudario,
en el humo de un morboso cigarro
empeñaste un pulmón para calmarlo,
en un rincón del alma
te partieron el corazón en pedazos.
Y todavía seguís andando.

* * *
No quedar detenido al borde de los ojos
puede infundir un riesgo en las retinas
asumir la geografía de lo incierto
poner en peligro ciertas siglas.
Desafiar las magnitudes del encuentro
puede no ser tarea
de ciertas horas del día sencillas.
Pero hay que subir y darse
a ciertas probables agonías
a la espada mayor que baja
los párpados de la risa.

Los actos y los días
Hay los actos transitorios
cotidianos
que conllevan una inercia infatigable
un desgaste prematuro
de lo que nos es dado para darnos.
Hay los actos con calidad final
intransferibles
únicos
que suponen un esfuerzo
destinado a perdernos.
Ay la necesaria espera!
Ay los fuegos transitorios!
Ay el delgado equilibrio!

* * *
Acudo a todos los silencios acumulados
en los bolsillos del alma
para anular el márgen de las lamentaciones
para inaugurar la renovación de las viejas osamentas
que perdí por los caminos de la memoria
por los sórdidos murmullos que alertaban
las desprotegidas noches
que sacudían las espesas cortinas de la duda.
Este gastado esqueleto que me sostiene
que carga como puede con mis tribulaciones
mis desalientos y mis formas de no ser
mis consabidos errores y la inviolable esperanza
que intenta sostenerlo.
Pero es dura la tierra donde pisan las plantas
incierto sobrevivir en la aridez del tiempo
soportar las pesadas descargas del impiadoso almanaque
que pasa, pasa, pasa...
sembrando muertas hojas en el contínuo otoño.
Se hace necesario despertar a la desnuda
contemplación de los perennes reflejos de las lunas
que con su sola palidez cambian los vientos
con su solo resplandor alumbran sueños
y en su inocente ocaso... renacemos.

* * *
Estamos repitiendo tiempos, todos
a destiempo de la carne que fuimos
de sabores que a las cosas prendimos
callados, olvidados, perdidos.
Estamos repitiendo tiempos, todos
esperando rescatar lo que perdimos
recuperar colores que vivimos
desde qué derrotas, de cuáles olvidos?
Pero breve es la voz como la lluvia
guarda el alma tantas mañanas muertas
fluye el aire azul entre las puertas
y breve es su vocación de sabia.
Somos sólo anotaciones al márgen
un repetido eco, sin imagen.

* * *
Allá en el borde mismo de los días
dos o tres cuadras después de aquella esquina
allá, donde aún subsiste un poco de alegría
me está esperando un viejo, todavía.
En aquel márgen donde duelen las espinas
donde el cielo se puebla de sordina}
allá, detrás de aquel recodo apenas
me está esperando un viejo, todavía.
Yo lo miro ausente, distraido
buscando simular un desapego
pero me abrasa el corazón un fuego
y le digo "no es tiempo, todavía".

* * *
Suele ser fugaz la voz de las mañanas
que despiertan a la enmohecida trama
en donde se extravían las sonámbulas
imágenes forjadas en la ilusoria vastedad
de la otra orilla.
Después
suceden desatinos corridas frustraciones
y queda un eco apagado
somnoliento
casi como al descuido oculto
en el interior de una valija entreabierta.

* * *
Tienes la exacta medida en donde caben
la buhardilla de los sueños más tempranos
las quimeras que flotan desterradas
de todos los espejos que ignoramos
un aire acaso azul que huele a menta
una forma de vereda silenciosa
capaz de dar descanso a los zapatos.
Tienes también por cierto a resguardo
una porción secreta del misterio
que ni siquiera en los sueños develamos
-ese márgen austero que todos guardamos-
que nos marca un sendero, un camino claro
por el cual cada uno transitamos
y nos da ese tono único y humano.
Tienes, al fin, la forma única
la amplitud exacta de mis manos
ese aire salobre que inventamos
cuando casi sin darnos cuenta
juntamos nuestros sueños vanos
y juntos, así, se van con ellos
los paisajes mejores que dejamos.

* * *
Desgarro las presuntas pestañas de la noche
para guardar un sueño que permanece inmóvil
entre las ocultas alas de alguna imaginería.
Despierto a las desnudas comarcas de lo incierto
transforma cada paso en un salto nuevo
hacia el abismo seguro de tenernos.
Las pálidas metáforas que vagan por el viento
intentan traducir lo que tanto sabemos
aunque nunca supimos como fue aquel encuentro.
Solo estamos aquí, entre lo muerto
y algún resto que quedó de ese recuerdo
abrazados en la mitad de este silencio.

Menú del día
Llorar todas las cebollas posibles de encontrar
debajo de los puentes
descomponer en todas sus partes los caminos
trazados en el aire
arrojar al fuego las ventanas cerradas
condimentar con esencias de todos los inútiles
feriados que entren en el mapa
escupir sobre la mezcla un pedazo de nube
tormentosa
servir con una reverencia burlona
en el plato del tirano.

Paradero del destino
En el márgen efímero del rezo
por encima del susurro del algún viento
al costado del más frágil de los pájaros
por debajo del gesto innecesario
por sobre el rígido mirar de las estatuas
y el endeble deslizar de la palabra
"al borde de una mañana eterna".
En el último resquicio del intento
en la baraja póstuma del verbo
bajo la ténue máscara al acecho
de los ingobernables días postreros
con las manos alzadas hacia el cielo
que aguarda detrás del día primero.
Allí estamos
en silencio, despiertos.
Encomillado: un verso de Cesar Vallejo

* * *
Me envuelvo en el vacío circular de la palabra
y aún me encuentro más expuesto que ayer.
Que no es vacío en sí, que lleva carga
austera y prodigiosa, aún sin querer.
Que puebla las esquirlas más agudas del habla
que rompe los silencios más oscuros del ser.
Susurra sigilosa ante la noche beata
y otorga silenciosa la mano a Lucifer.
Que feroz inmanencia, que opaco parecer
ante las manos blandas, ante la luna calva
despierta inutilmente a este eterno no ser!
Demudado al misterio que esta verdad me labra
anacrónico, inerme, sumido al menester
me envuelvo en el vacío circular de la palabra.

* * *
Eran tiempos en que existía el tiempo
y salíamos, despiertos, a buscarlo.
Eran tiempos de azul, de contramano
y era algo común, como un hermano.
Eran tiempos de sueños apurados
de sal y de alegría entre los álamos.
Eran tiempos de fe, de contralto
cargados de gaviotas y de ramos
floridos como puertos sin descanso.
Eran tiempos de pasos como saltos
de veredas, de calles y de patios
lavados por lluvias al contado.
Entre ese tiempo azul
y este de a plazos
la limosna de unos versos
en las manos.

* * *
Estás aquí callada y un extraño
perfume de quietud roza los aires
dormidos en el borde de la noche.
Estás callada aquí, toda en tu cuerpo
poblando los espejos que te imitan
ridículos y pobres en su intento.
Estás callada, aquí, y todo es cierto
las sombras que abolimos de empeño
regándoles la savia del verbo.
Estás callada, aquí, toda en silencio
y mi voz al mirarte es un espectro
esperando amanecerte de nuevo.

* * *
He allí
el territorio inexplorado
la contínua grieta
donde desborda la memoria
donde volvemos a escuchar los pasos
que alguna vez hemos dado
donde descansan las palabras
que no pronunciamos
Allí
la grieta
Aquí
el oscuro temor
de derrotarlo.

* * *
Hablo de aquél triste barco
que aún sigue navegando
por los oscuros pantanos
con la desteñida brújula
de las horas malgastadas.
Desde el sonido mudo de una sombra
los ojos descalzos de reflejos
auscultan un ángulo de hilos
entreabiertos en el tortuoso surco de las aguas.
Por la rendija del silencio
se filtra el devenir de los tiempos
donde la memoria naufraga.

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