jueves, 6 de agosto de 2009

Corriente Vital IV


Corriente Vital IV
Apunto a una duda.
No sé si acierto.
Cartas a alguien
I
Escribo desde el incierto rincón de mis silencios/ sobre el que sobrevuela/ el viento indiferente de los espejos/ que intentaron reflejarme./ Sobre el surco de agua de las horas/ caen las palabras/ como otro cauce más/ desierto/ limpio/ empapado de sí/ embebido de ausencias./ Soberbias y melancólicas/ esgrimen gimnásticos argumentos/ para tapar/ las posibles sorpresas/ que se ocultan/ del otro lado.
II
Aquí las horas/ no dan seguridad de nada/ y uno busca desesperadamente/ arrancarles una confesión/ levemente certera./ La poesía sólo es posible como un diálogo con la otredad./ Aquella que creímos dejar de lado/ que soñamos en pasado/ cuyo mañana desoimos./ Aquella que pacientemente/ espera.
III
Subirse hasta el techo del acorde/ que inventa un bandoneón de nubes/ besar la pálida luna de la vecina solitaria/ el abismal ombligo de la noche/ como un sexo encendido/ en mitad de la vereda./ Porque aquí los cuerpos son eso:/ un tránsito/ que lo lleva a uno hacia otra parte./ y el ser necesita/ someterse a esa callada antropofagia/ que despierta la permanencia./ inmolar el deseo/ en la profunda complicidad/ de otro sexo.
IV
De repente/ es mejor no titubear/ hacerles frente/ aunque pueda oler a desagrado/ la imagen que nos devuelva/ la sórdida caricia que apenas/ nos mezquina/ el filo ancestral de sus requiebros/ la demandante forma/ de empujarnos/ hacia otros bordes/ hacia los espacios más inseguros/ de nuestro propio fracaso.
V
Aquí quedan resabios opacados de antiguos amores/ pequeñas esquirlas naufragadas/ en los párpados del ayer./ Nunca llueve en los costados del recuerdo./ Pero suele suceder que despertamos/ con una gota de agua/ entre los dedos.
VI
Y sin embargo/ es necesario saber/ hacia que esquina trasladar los pasos/ cuando salimos en su busca./ No todas las veredas guardan/ el necesario clima/ el aroma adecuado/ la palabra exacta./ Una baldosa floja puede ser/ en esos casos/ un cataclismo universal.
VII
Fragancia
Cuando suben hacia los jardines de la mente/ los aires enturbiados de la duda./ Cuando lo real se vuelve/ una presencia acechante/ un monstruo de mil cabezas/ que nos cerca/ que rodea las esquinas de los sueños./ Cuando la radio relata morbosamente/ uno de los crímenes diarios/ el hambre de todo el mes/ el cinismo cotidiano/ un grito sublevado llega hasta las manos/ un olor acre reemplaza/ el perfume de las flores/ que ya se marchitan.
VIII
Las palabras demandan a las cosas/ denuncian su ineptitud para los logros/ su ineficaz debate/ con la perennidad./ las obligan entonces/ a cambiarse las ropas/ a tomar mate amargo/ a deambular por el carrousel de los bares/ buscando inútilmente/ su sentido./ Cualquier pequeño éxito/ las hace sentir soberbias/ las empalaga/ y entonces nos miran/ impiadosas/ desde su intangible escaparate.
IX
La ciudad se transforma/ en una sensación fortuita/ un difusa silueta evocadora/ algo como un aire que llevamos/ adherido a un costado/ cuya presencia apenas presentimos./ Buscamos entonces/ un peldaño/ donde interrogarnos./ Las respuestas se escapan/ por las alcantarillas.
X
Arte Poética
La degradada persistencia/ de fundar los cimientos/ capaces de enfrentar/ la perversa barbarie/ que acribilla/ el acantilado de los sueños./ La tosca urdimbre que nos impulsa a volver al huerto/ a espiar por la cerradura de los ideales/ por los jirones de la mutilación/ para intentar la metamorfosis de la estirpe/ aunque las cosas ocurran frente a nosotros/ pero no las veamos.
XI
La verdad queda grabada/ en el rostro de los muertos./ Por eso los entierran./ No por temor a la putrefacción de los cuerpos/ sino a la corrisiva acción/ de su presencia/ como relámpago ensordecedor/ ante los tímpanos/ de lo cotidiano.
XII
La pava acribillada desde el inicio/ ladrillo a ladrillo/ por la oscura realidad del metro./ La deforme agonía de los días/ resuena en el interior del bolsillo/ como un llavero percutor/ un tosco pincel que no alcanza/ a devolver los colores a la flor.
XIII
Creación
Para algunos es un simulacro/ una simple representación/ como escalones pavimentados/ por la resina agridulce del recuerdo/ aguijones inválidos que lamen/ el hocico del insomnio/ compulsivas limaduras subterraneas/ escapando de la oxidación./ Ningún chasquido las despierta.
XIV
Esquivo aguijón que desgarras/ las oscuras comarcas/ de las mentes afiebradas./ Acróbata infinita/ develas/ el reverso del sol.
XV
Hay un instante en el que uno se dispara/ ciego, ignorante, certero/ en la pregunta./ No existen palabras capaces de traducirnos/ la respuesta./ No existen caminos ni sendas./ Pero ahí vamos/ incrédulos./ Entonces/ es el poema.
XVI
He comenzado un diálogo secreto/ con el otro que me puebla./ Confieso que es difícil entendernos/ traducir en palabras/ un lenguaje/ cargado de equivocaciones y reversos./ Sin embargo/ noto en él/ cierta condescendencia/ un aire cómplice/ al que evoco/ en los caminos y los gestos./ Me intimidan estas conversaciones que suceden/ cuando la nada se suspende./ El/ ducho en silencios/ parece comprenderme./ Y me deja dormirme/ con una duda menos/ en el cuerpo./ Y se queda/ fundando el horizonte.
XVII
A veces/ es necesario/ ponerse los zapatos/ para comprobar que existimos./ Pero qué ocurre entre el instante/ en que estamos desnudos/ y el del gesto de calzarnos?/ Somos un resto de algo/ suspendido en el aire?/ o un simple borroneo/ en un cuaderno ciego?
XVIII
Como no nos es posible habitar/ el mar de la duda/ la incertidumbre/ es como un curso de buceo./ Cuando lleguemos al fondo/ tal vez/ haya un espejo.
XIX
A las palabras/ es necesario/ rasparles la corteza./ Sacarles una a una las capas que las visten/ hasta llegar al centro./ Y quedarnos con eso.
XX
Interrogo a mi otro/ sobre mi estado interno./ No sé si estoy más cuerdo/ porque he logrado/ reducirnos a nosotros/ o los otros que soy/ se van conmigo/ disolviendo.
XXI
Quiero conocer al otro/ reconocerme en él/ poder desnudar el instinto/ de su insaciable locura/ consumir la fiebre que le incendia/ la isla de los ojos./ Esa diminuta comarca/ por donde se muestra.
XXII
El instinto traslada los deseos/ hacia el territorio del sueño./ A la luz del día/ lo encierran paradigmas/ legisladas ceremonias/ donde lo natural/ es disfrazado/ por la oscuridad de los esquemas./ Dentro/ muy dentro/ perdura el destello.
XXIII
Las costas de los muslos/ como suave agonía/ espasmo infinito en la arena imaginaria/ de un deseo que puebla/ la curva de los espejos./ Reflejo constante/ y doloroso.
XXIV
Sumergirse hasta el fondo/ desnudar lo último/ lo que queda en resabio/ la caricia dormida/ en el centro de los sexos.
XXV
(Sobre "Serenidad", un cuadro de Mónica Porto)
Ser esquirlas de luz/ flotando sobre la niebla/ aún iluminada./ Danzar/ danzar/ capullos de nube/ sabios reparadores/ de la noche viva.
XXVI
El dolor decreta nuestra permanencia/ en las cenizas de otra memoria./ Poco más es lo que nos trasciende./ Infinitos azahares disfrazados por el verbo./ Y la piel/ que va aprendiendo a conocer la ausencia.
XXVII
En el tacto persiste el recuerdo de lo que se toca/ lo inasible/ que sobrevuela la caricia./ La sed del vértigo/ es el renacimiento del verbo/ que transmuta el fuego/ que nos habita.
XXVIII
Una palabra/ un disparo sombrío./ El alma colgando en una percha/ como un muñeco desarticulado/ sin rostro/ sin gracia/ como un triste corcho/ flotando en el azar/ de la página abierta.
XXIX
Ser objeto/ materia inicua/ inerme, despojada/ percha suspendida en el aire/ corcho destituido/ muñeco informe/ culatazo sin rumbo./ La mano rectora/ objeto definitorio./ Ausente.
XXX
La ausencia de horizonte/ es un momento/ cargado de destierros/ opacos de lunas/ huerfano de espejos./ No hay cárcel absoluta/ capaz de silenciarlo/ y el murmullo arderá/ ebrio de soles/ desnudando/ la voz inaugural.
XXXI
El cristal de la idea/ provoca el destierro de una imagen/ cuyo sedimento queda flotando/ en los afluentes de la memoria/ germinando la semilla/ de otra idea/ y otra/ y otra./ De tal modo/ nunca es el mismo/ el que se detiene frente al espejo.
XXXII
Verbo sentenciado, carne dispersa/ inútil redentora/ de lo que sólo es materia/ incapaz de poblarnos/ en la encrucijada del abismo/ que de cuando en cuando/ avistamos.
XXXIII
Alcanzar la estatura de una palabra/ sin incurrir en falsos testimonios/ ni entelequias/ sin dejarse arropar/ por complicaciones inciertas./ La única certeza es/ la diferencia.
XXXIV
Establecer un vínculo/ es ejecutar un acto irreparable./ La magia -esa increíble impostora que no existe-/ va creando las huellas/ va sembrando los lazos/ de los cuales/ sólo nosotros somos responsables./ Y esta es la única manera de mantenernos inocentes.
XXXV
La poesía es un somero intento/ de elevar lo humano hacia lo eterno./ La magia, omnipotente intención de hacer descender/ lo eterno/ hacia lo humano./ En algún lugar/ inexplicable/ del trayecto/ ambos senderos se entrechocan./ En los múltiples destellos/ las chispas ígneas/ que provoca la colisión/ se encuentra el ser verdadero.
XXXVI
Ahora sé que tus ojos/ no se volvieron para mirarme./ Sólo buscabas un espejo/ donde derramar tus soledades./ Pero vuelvo a caer en el amor/ animal instintivo de la desmemoria.
XXXVII
Hemos hablado tanto/ al márgen de las palabras/ alrededor de los ecos./ Hemos desgastado tan a conciencia los sonidos/ los silencios/ los caminos y los regresos./ ¿Qué nos queda/ en la intemperie/ de los hechos?
XXXVIII
Apenas/ el lujoso destello/ reverberante/ de su paso por el verbo/ de su tenue instante/ concreto.
XXXIX
Y de espaldas a la sombra/ armados de secretos/ de ocultos destierros/ de visibles miserias/ escapar hacia lo alto/ de nosotros mismos.
XL
De tanto andar y andar se gasta mas el corazón que los zapatos. Atilio Jorge Castelpoggi
Porque de tanto andar/ se nos gastó la piel/ de los resguardos/ la sombra de los huesos/ sólo nos queda/ un resto de palabras/ desnudas.
XLI
Oscuro nervio de la palabra/ diabólico nocturno del habla/ que nos fundas/ en tu magma./ En tí/ exorcisamos/ la mañana.
XLII
Aprisionados al filo/ de tus descargas/ sedienta estalactita/ que la sombra derramas/ sobre la luz difusa/ de las almas quebradas/ en busca del silencio/ que las llama.
XLIII
Desnudo abismo del ser/ ávido incierto/ de todo despojado/ como el mañana/ que aguardas.
XLIV
"Y es la sombra de tu paso el que regresa..."/ ardiendo de esperanza/ para buscar/ la palabra.
Conversaciones
I
Es casi seguro/ que este resto que soy/ que me voy siendo/ de a pedazos/ como un juego de naipes/ donde todos son el uno/ una alucinación/ un delirio colectivo/ por donde me trepo/ hacia la otra realidad.
II
La realidad que nos circunda/ como una fruta oscura/ una mentira piadosa/ para los que creen en la piedad/ esa renuncia/ ese remiendo de corazones inseguros/ anclados en el centro mismo/ de esta falsa bohonomia.
III
Acaso estoy pagando cuantas todavía/ después de amanecer/ en el preludio de un eco/ desperdigado por los intersticios de la lluvia/ que no lavó del todo/ los rincones/ los escondrijos del miedo/ las pálidas sucursales de la duda/ donde nos encaramamos/ para seguir los pasos.
IV
Y sin embargo/ cuesta creer que esta desidia/ que apelmasa los días/ pueda ser disuelta/ en el acto prestidigitador/ de comprar/ una nueva lapicera.
V
Donde labora el duende/ que guarda sus manos/ sostenidas por el aire/ esa suave brisa/ con que intenta comunicarnos/ sus cantos/ la desterrada sílaba/ que buscamos.
VI
Después de la ardua tarea/ de reconocernos/ de deshilvanar una a una/ las hojas que nos cubren/ que tapan nuestro centro/ recién después/ de dar ese paso/ es.
VII
El espíritu de colmena/ aturde la memoria ancestral/ y uno se nubla/ desorientado por el sordo bisbeo/ de ese aletear/ indigno.
VIII
Es necesario perderse muchas veces/ en algún aturdimiento pasajero/ una distracción/ un simulacro/ de algo/ parecido a aquello que buscamos/ cuando amanece el día.
IX
En los papiros de la existencia/ quedan grabados/ aquellos sabores/ que percibimos/ al descalzar los sueños/ para entrar/ sigilosos/ hacia los bordes.
X
¿En qué sexo del tiempo/ se nos quedaron las caricias?/ ¿Acaso algún rincón secreto/ que no usamos suficiente?/ ¿Un destello de aquella sombra/ en que accedimos a la duda?/ ¿Qué nos permitió el fracaso?/ Aquí estamos/ boqueando/ como peces sin agua.
XI
Como un oscuro duende persuasivo. Rosa Carone
Nos desnuda la piel/ de los augurios/ las solapas del beso/ callada proseción que compartimos/ en el instante eterno/ de descubrir un eco.
XII
Conversamos a veces/ sin rompevientos/ ni misterios./ Para eso son suficientes las palabras/ secreta urdimbre/ cargada de reversos/ y de espejos.
XIII
¿Me amaste acaso entre oscilaciones?/ ¿Por qué duele entonces/ el recuerdo/ como una espina/ no extraída del todo?/ ¿Perdí?/ ¿Perdimos?/ ¿Queda un resto?
XIV
Arabesco del alma/ espada quieta./ ¿Sos lo que quiero que seas?/ ¿O eres tu ser, tu sola esencia?/ ¿Tu presencia es dardo cierto?/ ¿ Me sos fiel, palabra?/ ¿Te sirvo de instrumento?
XV
A trasluz/ a contravida/ las obtusas señales que se desprenden de la noche/ el apagado vestigio que queda/ de su carne/ germina pájaros en los que nos alzamos/ en tránsito.
XVI
Y no somos más que un hueco/ que se vació de oscuro/ de gris/ de trastocado./ Un recipiente en vísperas de ausencia/ una mano tendida hacia la nada/ hacia la vana luz/ lo que nos falta.
XVII
Acaso esta sea una manera de decir aquello que no sabemos callar en otras palabras/ aquello que tal vez llamamos puerta o corazón o lluvia/ porque los pobres huesitos del alma necesitan un resguardo/ y no sabemos inventarlo/ y nos perdemos en disgreciones/ en pesadumbres inciertas/ como un ropero cerrado donde quien sabe/ a lo mejor dejamos olvidada la llave/ o tal vez/ porque no/ te amo.
XVIII
Subir letra a letra/ signo a signo/ palabra tras palabra/ hasta llegar a la altura/ de un pensamiento silenciado.
XIX
Tal vez la cuestión resida simplemente en soltar el lenguaje/ darle de volar a las palabras/ para que ellas solas/ sin timón ni rumbo/ se busquen entre sí/ se necesiten/ se iluminen/ descubran el puerto oculto/ o una nueva luz.
XX
Pero en este hueco insomne de los días/ engarzados en sí/ como si fueran/ como algo que verdaderamente ocurriera/ ya no quedan/ maderos para sostener naufragios/ ni espaldas que nos miran./ Sólo las falsas pobres gentes/ que transitan.
XXI
Solo la vaga luz de las palabras/ puede atribuirnos/ algo que asemeje una desmentida/ que trastoque el grito que subyace sumergido/ bajo las retinas/ y al resabio de buena educación/ que nos impide proferirlo.
Opacidades
I
Hoy resulta dificil
exponer una palabra
ante las crueles
garras
de la realidad.
Ella
se encargará
de despojarla.
II
Es preferible jugar a los insomnios
que asumen cada vez
formas distintas
claridades.
Después
las horas taciturnas
marcarán su propio rumbo.
III
Queda una alternativa:
atravesar los párpados de la ciudad
en una tangente distraída.
Los oídos sordos
de un pájaro melancólico
descifrarán
la letra.
IV
La inutilidad de trazar mapas
se demuestra
en la palabra de los avatares.
Cualquier espejo es más certero
que su propia sombra
desterrada.
Así
los márgenes de error
se reducen
a una ínfima porción
de contratiempos.
V
Conocer la propia sombra
el profundo arabesco
de sus más claras aristas
desatadas.
El camino discurre por inciertas
fuentes
como espuma que se inclinara
hacia sus orillas
el límite azaroso de la realidad.
VI
Cualquier artilugio
es más certero
que la despiadada manera
asumida por las cosas
para quitarnos
lo verdadero.
VII
Todo lo que es igual
a sí mismo
desmiente sus orígenes.
Un "insólito pajaro"
se clava
en las entrañas de la noche
para sobrevolar
la diferencia
Adquiere así la única forma
que nos confirma.
VIII
Descartar
las explicaciones
los relatos
las consabidas formas
que adoptan los sucesos
para confundirnos.
Elevarnos
por sobre las nieves del otoño
los argumentos
a los cuales acudimos
para justificar
los impropios senderos.
IX
Se trata de recorrer
una a una
todas esas zonas
que resguardan
el esqueleto
de los cantos emprendidos.
Desempolvar las cenizas de la memoria
darles luz.
X
Es un riesgo asumir
esas palabras
que niegan
nuestro abordaje.
Las certezas transitan caminos
entre espumas
claras limpias
seguras.
Poner en peligro ciertas siglas
conlleva la posibilidad
de algunas
piraterias
nuevas.
XI
Cada gesto
cada acto
que no asumimos
nos cambia la perpectiva
nos reduce el rumbo.
El futuro sigue siendo
una lámpara inescrutable.
XII
En algún momento se descubre
la duda
entonces
buscamos refugio
en los abismos
Flecha lanzada hacia el infinito del ser.
XIII
Cuando se han sumado
muchas miradas
en el fondo de los ojos
miradas profundas
esquivas
turbias luminosas grises amarillas
Cuando todas las miradas
Cuando
las miradas
todas.
XIV
La razón
esa falla geológica
capaz de provocar
ciertos cataclismos.
XV
Lo incognocible
-aquella superstición de los sueños-
no ocupa lugar
Por eso
su oportunidad de manifestarse
no es un tiempo
en el tiempo real.
XVI
Beber
las alquimias del alma
que transmutan
los pasos perdidos
Una luz se enciende a lo lejos.
XVII
Se detiene la noche a poemar el silencio
una siembra de exilios me contiene
rayano en el equilibrio
inmóvil de los colibríes
amanecido hacia el vértigo incierto.
XVIII
No me digas que es cierta la fragua
de las lunas
No partas hacia el sesgo brutal
de las auroras
No empujes los albores del verbo
hacia el exilio
No calles los audaces
laberintos del cantaro.
No abandones la ausencia
en mi costado.
XIX
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
Alejandra Pizarnik
¿En qué balsa hemos sobrevivido?
Sueños
sueños
sueños
¿Cómo sobrevivir a los sueños?
¿En qué espejo soberbio nos hemos reflejado?
¿Qué espada inquisidora se ha batido con ellos
dejando solo
esto?
Diálogos con Kaul
Escribo verso para dialogar con la poesía. Encuentro que es el único interlocutor válido. Las palabras se disgregan en el tumulto de las calles, y ya carecen de todo significado. Se pronuncian como quien toma un colectivo abarrotado, como quien paga una deuda o le juega una mala pasada a un amigo.
La poesía -y algunos restos de literatura- es el único lugar donde conservan su pureza, donde su ambiguo significado adquiere relevancia, donde persiste la alegría de ser ellas.
Así, me encuentro diariamente en diálogo con ciertos poetas. A algunos, los incorporo misteriosamente, en un juego de ocultamientos y complicidades que ni yo mismo presiento. Otros se vuelcan textuales en un poema, buscando una conjunción nueva. A otros, les desarmo sus castillos buscando inaugurar quien sabe que nueva construcción.
En el caso de Guillermo Kaul Grunwald, poeta entrerriano radicado actualmente en Mendoza, sus versos llamaron poderosamente mi atención, y se fueron aislando de sus propias construcciones, de su propio discurso, para quedar así, libres y poderosos, fuera de sus contextos y llamándome a gritos.
Cada verso tenía voz propia, era un todo inacabado e inacabable, y me pedía más, me invitaba a desarrollarlo, a tomar esa semilla virgen y esparcirla hacia toda la extensión que alcanzaran mis manos, mi pobre entendimiento.
Así comenzó este díalogo.
I
Sobre la frase en gris de la distancia. G.K.G.
Queda el despojo azul de un vano intento
la secreta agonía de un silencio
perdido en los confines del recuerdo
equidistante al fin de todo centro.
Se hace difícil, claro intentar el regreso
se vuelve a confundir los argumentos
quedan impregnadas las palabras
de un sabor agrio, aguachento
y el discurso se pierde a lo lejos.
II
Inmortal aprendiz de tanto nunca. G.K.G.
Inveterado artista del destiempo
inseguro aspirante a todos los destierros
improbable argumento
intrépido buceador de los silencios
ineficaz andante del misterio
Inmortal aprendiz de tanto nunca
blando la pluma en luz
del desconcierto.
III
Al circular programa de los astros. G.K.G.
Al circular programa de los astros
interrogo febril cada momento
para poder borrar el descontento
que marchita la voz sin dejar rastros.
Al circular programa de los astros
donde inscriben su palabra los vientos
le arranco una señal, algún contento
para sumar al márgen de mis trastos.
IV
Y por hacer un mar de tu mirada. G.K.G.
Y por hacer un mar de tu mirada
y por llenar tus márgenes de fuego
y por callar las voces de tu ruego
que no daría sin decirte nada.
Y por sembrar tu anhelo, tu morada
y por beber las aguas de tu riego
y por desmentir todo lo que niego
voy a dormirme con la piel callada.
Pues no hay mar más azul que tu costado
ni márgen más certero que el silencio
si no se alza tu voz por sobre el viento
si no riegan tus aguas el sembrado
si esta oración con que ahora te sentencio
no brota desde el más profundo aliento.
V
Como espiga de luz de tu costado. G.K.G.
Como espiga de luz de tu costado
como alado estandarte de tu cielo
como rama purpúrea de tu vuelo
hoy siento que mi sangra has fecundado.
Como llama disgregante de mi hielo
como hermético sagrario guardado
como rito clareante te he buscado
para saciar las hambres de mi anhelo.
Y en el tallo más débil te he encontrado
en el rincón más cálido del suelo
en el secreto marco paralelo
al misterio de tu rumor sagrado.
Te busqué, y al descorrer el velo
encegueció mi voz, quedé callado.
VI
Hay un tiempo que está sólo en la huida. G.K.G.
Hay un tiempo que está sólo en la huida
un tiempo en el estar como apurado
como gastando un tiempo dibujado
por oscuras agujas desmedidas.
Hay un tiempo que está sólo en herida
en desgajado llanto descuidado
que se vuela febril, como dejado
discurrir impalpable de la vida.
Hay un tiempo que está sólo en hallar
los sitios intengibles donde estamos
lo concreto, veraz, lo que está claro
nos embriaga con su perfume raro
traslada hacia otros vuelos el cantar
ilumina el camino donde andamos.
VII
En perpetuos naufragios hacia adentro. G.K.G.
En fugaces deseos de elevarnos
perdemos la ilusión de ser certeros
anfibia pretensión de pez huraño
oscura osamenta que convoca al llanto.
En perpetuos naufragios hacia adentro
buscamos la mirada que ha de darnos
destino de pájaro ebrio de cansancios
carnal arboladura que eleve nuestro canto.
VIII
En las pupilas solas de la infancia.G.K.G.
Si todo es porque sí, naufragio cierto
si todo desvanece, vacilando
si todo lo que fue un día estar soñando
extravió las coordenadas de puerto.
Si todo se reduce a andar buscando
llaves para dejar el cielo abierto
escudos para resistir lo muerto
miradas para seguir claudicando.
Es entonces intútil la arrogancia
el pretender volver desde la espera,
perdiendo las nociones de distancia
que rodean el contorno de la esfera
despertando la olvidada quimera
en las pupilas solas de la infancia.
IX
Por este mapa oscuro que es el hombre. G.K.G.
Transitar aquellos bordes, ese límite real
aunque impreciso, donde habita, soberbia y cierta
la locura, desde este estar aquí, desde la puerta
impalpable que separa de su mundo abismal
con tan solo los inciertos sentidos alerta
supone un riesgo, una cabriola infernal,
un espejismo azul, recodo circunstancial
por donde filtra, recelosa, el alma muerta.
Los pocos que se atreven, por su propia voluntad
a jugar el juego de perderse o de ganar
verán del mundo todo lo que del mundo asombre
sabrán del filo agudo de la marginalidad
buscarán lo que nadie se ha atrevido a buscar
volarán, por este mapa oscuro que es el hombre.
X
Tan sin mi desde ahora y todavía.G.K.G.
Tan sin mi desde ahora y todavía
tan opaco de andar tan extrañado
tan desnudo de sueños, olvidado
de aquel vuelo que volar siempre sabia.
Tan descalzo de ilusión, tan marcado
por los surcos que lleva el alma mia
presiento que se acerca el fin del día
los pájaros del nido ya han volado.
Quien lo hubiera pensado, quien diría
de aquel niño jugando ilusionado!
Hoy arruga aquella frente que reía
no canta como ayer había cantado
ya no puede acordarse del recado.
Quien diría que sin mi se moriría!
XI
Condenado estás a ser tan solo
círculo.
Difícil es que puedas escapar de tí mismo. G.K.G.
Huracanado viento que despiertas
astillas de madera
azaroso infinito despoblando
la más clara pradera.
Manantial de espejismos que no espera.
Has vuelto a ser el mismo y tu condena
entallará el abismo.
Será tu esencia.

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